Cajuil, árbol que da doble fruto y beneficios.
Santo Domingo.– “Se comió” o “Me comí un
cajuil”… exclama con frecuencia la gente cuando entiende que se ha equivocado
en cualquier acción.
Sin embargo, quienes en verdad se comen el
fruto del cajuil son los que degustan la nuez de este árbol, introducido al
país desde los tiempos de la colonización.
Por ser tan familiar, esta especie adquirió la
categoría de una planta nativa. De ahí su adaptación en diversas zonas del
país, como Baní, “El 40” de Villa Altagracia, Monte Plata, Yamasá y otras
provincias.
Esto ha permitido que muchos dominicanos la cultivaran
como una fuente de producción y comercialización de su semilla tostada,
convertida en una exquisitez en ambientes sociales. Igual ocurre con su
pedúnculo (falso fruto) o masa anexa a la semilla, utilizado en sabrosas
conservas y jaleas, postre gourmet, con presencia en muchos establecimientos,
especialmente donde ofertan artesanías y dulces criollos.
Rol en ecosistema
Al margen de esas ventajas, este árbol, al
igual que los demás, juega un importante rol en el aspecto ambietal,
contribuyendo a generar oxígeno y reduciendo los daños que hoy crean los gases
de invernadero, que dan impulso al cambio climático.
Yoni Rodríguez, director del Banco de Semillas
Endémicas y Nativas, del Ministerio de Medio Ambiente, informó que en virtud de
que su población se ha quedado rezagada, están trabajando para repoblar las
zonas donde se ha ido perdiendo.
“Promovemos e incentivamos su producción, igual
que el candongo, mamón, la guanábana, la gina y la algarroba”, detalló el
experto, entre otros.
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